sábado, 15 de diciembre de 2012

EL CARACTER ME SOBRA


Se planteo el otro día en Porque el amor manda - cap 38 - un tema bastante importante y que afecta a la generalidad del planeta. Da igual donde se dé el caso pero normalmente se piensa igual al respecto: "No hay nada más universal que considerar tonta a una buena persona".

Debido a la dichosa certificación que se planteó conseguir Avon y también Orion, pues se destapó una trama de corrupción por ser el ganador, vamos que ¡todo vale!
Eugenio y Simón, empleados de Orion, presionan y presionan a Jesús prometiendole todo tipo de regalías, evidentemente proporcionadas por Máximo, el dueño de Orion, para conseguir a toda costa la certificación, aunque para eso haya que mentir en la documentación con datos falsos y por supuesto, y si es posible, echar por tierra todo el trabajo de cualquier competidora, como por ejemplo Avon.

Pero con Jesús hemos topado... sí, topamos con Jesús - ex de Avon, pero parafraseando al Lic Cárdenas, Jesús se podrá ir de Avon pero Avon nunca se irá de Jesús, y asi es y asi será (recordando ahora a otra grande de las telenovelas ;) ), en cuanto Jesús se da cuenta de que Orion iba a confabular contra Avon, contra su empresa querida, pues como que no!. En esa empresa Jesús conoció a su Almita, y  es la empresa que quiere a pesar de los malos ratos, y es que Jesús es de esos trabajadores fieles, que a pesar de los apuros, echa raices en su trabajo y lo respeta como pocos. Jesús, allí, logro estimar el trabajo secretarial, llegándose a sentir uno más y estimando como pocos, la ardua función de los secretarios/as, por eso defiende con tanto empeño a Aida, en sus ultimos momentos antes de abandonar Orion. 

Pero volviendo a la corrupción.... Jesús está vez no iba a consentir.

Que buenas estuvieron las escenas con sus ya excompañeros, y especialmente con su exjefe. 


(Es interesante echar la vista atrás y recordar la buena química como íntimos amigos que hicieron Fernando Colunga y Rafael del Villar allá por 1997 en la telenovela Esmeralda, donde eran dos doctores muy muy amigos, Jose Armando Peñarreal y Sebastian Robles Gil, donde éste último se erigió como el Pepito Grillo del primero, en sus muchas acciones para con la protagonista. Es interesante verles ahora en comedia, aunque solo sea por varios capítulos, y en papeles diametralmente opuestos, como son Jesús y Eugenio. Al menos a l@s que somos fans de siempre y hemos visto todo de Fer, nos fascina verle con antiguos compañeros en situaciones diferentes, y el paso de los años, el caminar de telenovelas o teatro o cine, y el reencuentro de esos actores que antes han trabajado con Fer, nos hace disfrutar muchísimo).



Después de este paréntesis y volviendo al tema central de este post, en su conversación con su exjefe Máximo Valtierra (Juan Ignacio Aranda), Jesús dijo a voces cosas que normalmente solo se tiene valor para susurrarlas en ambientes de confianza, y a veces ni para eso, a veces simplemente se callan. Gritó que no todo el mundo es corrupto, gritó que no todo el que es legal es tonto precisamente por seguir y cumplir las normas, gritó que por no dejarse sobornar por un millón de pesos no es un tonto que no será capaz de llegar a ninguna parte, gritó que no entendía como con esas ilegalidades podían luego dormir tranquilos y mirar a sus familias o mirarse al espejo cada mañana (esto más bien a sus compañeros delante de Aída),... en fin gritó verdades como puños.

Y al dueño, a Máximo, cuanto pensó de el, se lo dijo a la cara, y el momento culmen fue cuando Máximo muy despectivamente le dijo que no era capaz de aguantar la presión del trabajo, de sobrellevar ciertos trucos para triunfar, que en los negocios triunfa el más fuerte el más audaz, que hay que tener estrategias, ahí ya Jesús muy tranquilo le argumenta que no comparte esas estratégias, Máximo se encendió y fue cuando le escupió que no tenía CARACTER ni para esa empresa ni para ninguna otra... ahí Jesús brillo por si solo, "el carácter me sobra pero para otra forma de vida, mis valores son muy distintos a los tuyos y lo más importante, no tienen precio", poco más había que decir, y aunque Máximo considerara un tonto a Jesús, en su fuero interno sabía que su excolaborador, antiguo secretario, antiguo trabajador de restaurante regiomontano en los Estados Unidos, le había dado una verdadera lección de honor.



Por que el amor manda nos ofreció algo divino a través del papel de Fernando Colunga. Fue un claro homenaje a las personas que sí cumplen normas, que no defraudan, que sí respetan leyes y sí ponen por delante la honestidad al dinero, al poder, o a veces a lo poco que puedan sacar de alguien o de algo. Jesús era y es un personaje ideal para exponer este problema, que afecta a todo el mundo, y evidentemente como humano que es, Jesús dudó, dudó porque ese millòn de pesos le hubiera sacado de todas esas broncas en las que está metido, le darían estabilidad para cuidar de su hija como Dios manda, pero al final venció su integridad, sabía que por mucho que los problemas se le solucionaran, le surgiría uno mayor, el no estar de acuerdo consigo mismo. Por eso, no el que lo hace bien es tonto o ingenuo, no el que respeta y no se vende es un tonto que nunca subirá y llegará a ser alguien, de hecho aunque cueste más, aunque el camino pueda parecer más lento, esas personas que respetan, que hacen las cosas con honor y pensando en los demás, que piensan a quienes puedan perjudicar y no quieren hacerlo, esas personas acaban consiguiendo todo lo que se proponen...y si no todo, casi todo y lo más importante, además siempre vivirán más a gusto consigo mismo y eso ya es un premio para "esos tontos que son buenos que no tienen precio".

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